Friday, March 25, 2016


Respecto al Retraso Mental

L.T.O. Arlete Yadira Sánchez Arista

La definición  del retraso mental del DSM-IV-tr  utiliza un límite del ci  de 70, mantiene la subdivisión en 4 niveles de gravedad leve, moderado, grave y profundo, basada en la puntuación de CI.

La definición se refiere al nivel en el rendimiento en un momento concreto. Con independencia a la etiología; por lo tanto el retraso mental no se considera necesariamente como  una  condición de por vida.  Se requiere que las limitaciones  sean consideradas en el contexto del  entorno  de la persona, cultura, diversidad idiomática, así como las limitaciones  físicas, sensorial. (Escénica  biopsicosocial)   que incluye 5 dimensiones, habilidades intelectuales, conducta adaptativa, participación, interacción y roles sociales, salud (física y mental), contexto (incluidos cultura y entorno)




MÉTODOS DE CLASIFICACIÓN Y VALORACIÓN


Retraso mental/discapacidad intelectual ligera o leve. Se incluyen en la misma Las persona  cuya medida en C.I., sin llegar a 55 – 50, se sitúa por debajo de 75 – 70 (unas 2 desviaciones típicas por debajo de la media, con un error de medida de aproximadamente 5 puntos). Acerca de ese tramo límite por arriba, en el DSM IV TR se indica que se podría diagnosticar discapacidad ligera con un cociente intelectual entre 70 y 75 si existe déficit significativo en conducta adaptativa, pero no cuando no exista. Las personas con discapacidad intelectual ligera suponen, aproximadamente, un 85 % de los casos de discapacidad intelectual. Por lo general, suelen presentar ligeros déficits sensoriales y/o motores, adquieren habilidades sociales y comunicativas en la etapa de educación infantil y, con frecuencia, no se diferencian de sus iguales por los rasgos físicos. A lo largo de la enseñanza básica, suelen llegar a adquirir aprendizajes instrumentales y algún grado de conocimientos académicos. 

Retraso mental/discapacidad intelectual media o moderada. En línea con lo comentado, se situaría en el intervalo de CI entre 55 – 50 y 40 – 35. Lógicamente, con este nivel intelectual, las posibilidades adaptativas de los alumnos suelen verse muy afectadas en todas las áreas de desarrollo. Como grupo suponen alrededor del 10 % de toda la población con discapacidad intelectual. Las personas  de este grado suelen desarrollar habilidades comunicativas durante los primeros años de la infancia y, durante la escolarización, pueden llegar a alcanzar algún grado de aprendizajes instrumentales. Suelen aprender a trasladarse de forma autónoma por lugares que les resulten familiares, atender a su cuidado personal con cierta supervisión y beneficiarse del adiestramiento en habilidades sociales. 

Retraso mental / discapacidad intelectual severa o grave. Se sitúa en el intervalo de CI entre 35 – 40 y 20 – 25 y supone el 3 – 4 % del total de la discapacidad. Las adquisiciones de lenguaje en los primeros años suelen ser escasas y a lo largo de la escolarización pueden aprender a hablar o a emplear algún signo de comunicación alternativo. Las posibilidades adaptativas están muy afectadas en todas las áreas de desarrollo, pero es posible el aprendizaje de habilidades elementales de cuidado personal. 

Retraso mental / discapacidad intelectual severa o grave. Se sitúa en el intervalo de CI entre 35 – 40 y 20 – 25 y supone el 3 – 4 % del total de la discapacidad. Las adquisiciones de lenguaje en los primeros años suelen ser escasas y a lo largo de la escolarización pueden aprender a hablar o a emplear algún signo de comunicación alternativo. Las posibilidades adaptativas están muy afectadas en todas las áreas de desarrollo, pero es posible el aprendizaje de habilidades elementales de cuidado personal. 

Retraso mental discapacidad profunda / pluridiscapacidad. La mayoría de estas personas presenta una alteración neurológica identificada que explica esta discapacidad, la confluencia con otras (de ahí el término pluridiscapacidad que aquí se le asocia) y la gran diversidad que se da dentro del grupo. Ello condiciona el hecho de que uno de los ámbitos de atención prioritaria sea el de la salud física. El CI de estos alumnos queda por debajo de 20 – 25 y son el 1 – 2 % de la tipología. Suelen presentar limitado nivel de conciencia y desarrollo emocional, nula o escasa intencionalidad comunicativa, ausencia de habla y graves dificultades motrices. El nivel de autonomía, si existe, es muy reducido. El cuadro supone un continuo que abarca desde personas  “encamadas”, con ausencia de control corporal, hasta aquellos que adquieren muy tardíamente algunos patrones básicos del desarrollo motor. 


Según el momento evolutivo del sujeto, el terapeuta podrá intervenir en programas de atención temprana, integración escolar, integración socio laboral o vejez. En todos los casos, deberá tener en cuenta a la familia del sujeto como elemento de suma importancia impactado por la discapacidad de su miembro, y por su potencial apoyo natural en el proceso de intervención. 

Ya sea desde un marco de referencia teórico médico, psicodinámico, fenomenológico o cognitivo conductual el terapeuta ocupacional podrá realizar una evaluación del sujeto, planificación e implementación de tratamientos, aplicación de los mismos, valoración de programas e investigación. 

La AOTA (2002) propone varios niveles a tener en cuenta en la práctica clínica: 




 Es evidente la valiosa aportación de la Terapia Ocupacional a la intervención multidisciplinar sobre personas con retraso mental. Cabe señalar y valorar el esfuerzo que suponen los pasos dados hacia una aproximación y acuerdo entre cuantos conforman dicho ámbito multidisciplinar, que tiende a encontrar modelos complementarios en los aspectos teóricos y prácticos. La Terapia Ocupacional, que tiene un camino propio, se basa, además, en conocimientos adquiridos por la comunidad científica desde la Medicina, la Psicología y la Sociología, entre otros saberes.  


BIBLIOGRAFIA
Evaluación y tratamiento en el Retraso Mental. Trabajo Preventivo. Publicación (2003) 
La caracterización y el diagnóstico de la familia del niño con Necesidades Especiales por Retraso Mental. Una alternativa de trabajo. 2005.
AMERICAN ASSOCIATION ON MENTAL RETARDATION (2002). Mental Retardation Definition, Classification and Systems of Supports. Washington: AAMR. American Journal of Occupational Therapy (1999). Special issue: the guide to occupational therapy practice. AJOT; 53: 247-99.
OMS (1998). CIE 10. Trastornos mentales y del comportamiento. Descripciones Clínicas y Pautas para el Diagnóstico. Madrid.

  




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